Peli que no ofrece menos de lo que me esperaba. Su proyección muestra con todo detalle la sutil venganza que Edward pretende ejercer contra su exmujer, Susan. Sin ahondar lo suficiente como para captar las cosas al momento, algo que el filme hace con total acierto. La historia se divide en 3 fragmentos, de los cuales uno es el presente de Susan mientras otro es su pasado, ambos reales. En cambio, el tercer fragmento, que es con diferencia el más interesante, es la novela que Edward le manda a Susan. De modo que la cinta alterna los momentos de cada fragmento con la intención de unirlos al final de la historia para darles a todos el mismo significado. Por lo que durante el ritmo narrativo se forma un sólido entramado que aunque no lo parezca lleva una dirección que está clara. Por una parte tenemos a Susan, que vive infelizmente en su matrimonio lleno de lujos y comodidades. Sin poder pegar ojo decide leer la novela que su exmarido le había enviado. Ella se da cuenta del significado que guardan las palabras que lee y sufre mediante una serie de recuerdos que aún la siguen atormentando después de mucho tiempo. Esa sensación de arrepentimiento se hace fuerte con el paso de la historia, pues sabe que cometió un error que no ha dejado de perseguirla. A Edward le recriminó ser débil, y esa debilidad será un factor clave en el desarrollo de todo. La intención del personaje ficticio es la de hacer justicia por muy duro y trágico que resulte. Y si para realizar esos actos debe enfrentarse a la ya nombrada debilidad, pues no le quedará otra opción que hacerlo. La evolución de Edward radica en esa superación. Volverse más fuerte mentalmente para no volver a mostrar signos de flaqueza. De ahí viene ese final tan desconcertante para muchos. La respuesta siempre estuvo ahí, en la palabra debilidad. El film podría dejarlo todo a la libre interpretación del espectador, pero es muy listo y deja respuestas por todas partes. No hay más que fijarse en las tomas precisas para hallarle un sentido a todo lo que esta intrigante película nos hace ver. La cinta tiene algunas secuencias algo duras para espectadores sensibles psicológicamente. La crueldad y la impotencia se hacen con el control en los tramos más salvajes. Fenomenales tanto Jake Gyllenhaal como Amy Adams en sus respectivos papeles. Los 2 demuestran que saben sufrir con esos gestos de preocupación, incredulidad, amargura y tristeza. Sin olvidar al polifacético Michael Shannon, que cada vez me gusta más como actor. Una peli con una historia interesante llena de enigmas y dolor psicológico.