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Migatoyyo rating:
8
6.9
4,167
Drama
Leland Fitzgerald (Ryan Gosling) commits a crime that shocks the soul of his community. As the son of a world-renowned author (Kevin Spacey) and because his motive is a genuine mystery, the boy becomes a touchstone for controversy. In pursuing "the reason why," aspiring writer Pearl Madison (Don Cheadle) sees the chance for a career-making book.
Language of the review:
- es
January 28, 2009
39 of 40 users found this review helpful
Película pequeña que partiendo de un suceso de telediario intenta reflexionar sobre cuestiones profundas y que fascinará a los amantes del llamado "cine independiente" tanto por el regusto de autenticidad como por el modo de tratar argumentos adultos. Si sois de ese tipo de público, os gustará más o menos pero considerareis que habéis aprovechado vuestro tiempo.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Dicho esto, El mundo de Leland, no es una película muy original, puede recordar al cine de Van Sant (esta muy próxima a Paranoid Park, por ejemplo), pero ofrece reflexiones sobre conceptos que es bueno tener presente, con personajes muy bien definidos. Kevin Spacey, por ejemplo, perfecto en el rol del cínico padre de Leland. Don Cheadle, supone el contrapunto a Gosling y sus conversaciones con él suponen los minutos más interesantes del film. Sherilyn Fenn que aprovecha sus cinco minutos como la Sra. Calderón para dar sentido a todas las partes. Y, como no, Ryan Gosling carga a Leland de alma, en su contenida interpretación está todo el sufrimiento, todo el bloqueo que el muchacho siente ante una vida a la que no sabe bien como enfrentarse.
Leland se plantea la vida como una suma de partes; varias veces el director muestra en cámara subjetiva lo que Leland y su novia ven a través de cada uno de sus ojos por separado: mirando con un ojo, una fotografía está dentro del bolso, con el otro ojo media fotografía queda fuera. Leland mira con un ojo conversar a su novia con una amiga, mirando con el otro sólo ve a un muchacho sentado en un pupitre. Sin embargo, cuando caminamos, cuando hacemos nuestra vida normal, percibimos la realidad al completo. Del mismo modo, piensa que sólo existe la felicidad si no se tiene la visión total que si mirara con el otro ojo vería la tristeza colarse por el margen que su ojo no le deja ver y que la visión completa es mucho más desoladora. Cuando Leland junta las partes sólo ve tristeza y como el Robert Seyverton de la maravillosa novela de McCoy "¿Acaso no matan a los caballos?" (llevada al cine por Sidney Pollack en "Danzad, danzad malditos" en 1969) acaba asesinando por compasión, por evitar el sufrimiento que descubre que invade a la humanidad, por la falta de esperanza, por la tristeza que de pronto descubre en los ojos de la Sra. Calderón y que ya no es capaz de dejar de ver en todos los demás.
Sin embargo, cuando Leland se convierte en redentor del sufrimiento de su víctima descubre que cometió un error; esa consciencia genera el segundo gran tema del filme: el ser humano tiene la capacidad de hacer lo correcto y lo incorrecto y es consciente en ambos casos de cuando lo hace. Pearl intenta hacer entender a Leland y hacerse entender a sí mismo que un error no es razón para echar a perder todo, que tenemos que sentir la posibilidad de enmendarnos y seguir adelante, no diciendo "es que soy humano, debéis disculparme, porque en el ser humano está la debilidad", si no enfrentando el error y entendiendo que en nosotros también está la grandeza de redimirse.
Leland se plantea la vida como una suma de partes; varias veces el director muestra en cámara subjetiva lo que Leland y su novia ven a través de cada uno de sus ojos por separado: mirando con un ojo, una fotografía está dentro del bolso, con el otro ojo media fotografía queda fuera. Leland mira con un ojo conversar a su novia con una amiga, mirando con el otro sólo ve a un muchacho sentado en un pupitre. Sin embargo, cuando caminamos, cuando hacemos nuestra vida normal, percibimos la realidad al completo. Del mismo modo, piensa que sólo existe la felicidad si no se tiene la visión total que si mirara con el otro ojo vería la tristeza colarse por el margen que su ojo no le deja ver y que la visión completa es mucho más desoladora. Cuando Leland junta las partes sólo ve tristeza y como el Robert Seyverton de la maravillosa novela de McCoy "¿Acaso no matan a los caballos?" (llevada al cine por Sidney Pollack en "Danzad, danzad malditos" en 1969) acaba asesinando por compasión, por evitar el sufrimiento que descubre que invade a la humanidad, por la falta de esperanza, por la tristeza que de pronto descubre en los ojos de la Sra. Calderón y que ya no es capaz de dejar de ver en todos los demás.
Sin embargo, cuando Leland se convierte en redentor del sufrimiento de su víctima descubre que cometió un error; esa consciencia genera el segundo gran tema del filme: el ser humano tiene la capacidad de hacer lo correcto y lo incorrecto y es consciente en ambos casos de cuando lo hace. Pearl intenta hacer entender a Leland y hacerse entender a sí mismo que un error no es razón para echar a perder todo, que tenemos que sentir la posibilidad de enmendarnos y seguir adelante, no diciendo "es que soy humano, debéis disculparme, porque en el ser humano está la debilidad", si no enfrentando el error y entendiendo que en nosotros también está la grandeza de redimirse.