Película áspera e impresionante, que nos despoja de todo lo que poseemos, de todo por lo que luchamos cada día para enfrentarnos a las profundidades de nuestra alma, convirtiéndonos en seres hoscos, violentos y carentes de humanidad. En esas condiciones la película nos enfrenta a la pregunta ¿lucharías para vivier? ¿qué razones te llevarían a desear ver el gris amanecer del próximo día? Ante esa pregunta muchos nos responderíamos,"yo sería uno de esos cuerpoes que se balancean de una soga cuando ya no queda nada que comer y los depredadores te cercan. El protagonista del filme encuentra en su hijo la razón para ver nuevos amaneceres e iniciar una incierta Odisea en busqueda de un improbable Dorado que se encuentra en al ambiguo Sur.
Por momentos tenemos la impresión de estar ante una película de zombies, con la aterradora certudumbre de que no hay nada paranormal en esos seres, viles, crueles y alienados. El terror se produce al pensar en el ser que se esconde dentro de nosotros mismos, cuando, en la simplicidad de la visión de un niño, se pierde el fuego interior y uno pasa a convertirse en uno de los malos, cuando la humanidad se pierde y La Humanidad llega a su fin.
A destacar la potencia de los pequeños detalles, que acentúan el dramatismo proporcionando momentos realmente demoledores.