Otro caso más de agradecer el buen gusto ajeno, que me ha hecho ver esta pequeña joya ignorada. Señores Fervalenciamunt y Lupo: muchas gracias.

Poco tengo que añadir a los comentarios que me preceden, que no solo despiertan el interés sino que tambien saben desgranar certeramente la calidad que destila el producto en cuestión:
interpretaciones exquisitas (lo de Michael Caine es normal, ya que hace falta un guión nauseabundo para que este señor no destaque con esa inmensa luz propia que posee), en especial la protagonista, que si es ella quien verdaderamente canta debería haberse llevado no solo el oscar de ese año, sino los de dos años más. Un prodigio, de veras.

La ambientación es todo lo deprimente e insana que un relato de estas características merece, y la fotografía sabe aprovecharla para convertirla en un protagonista más. Los secundarios, merecedores de un sincero aplauso, rayan a un nivel estratosférico.

Nada más que un cuento, en el que la princesa no tiene ganas de ser excepcional, ni el principe quiere ser autor de ninguna hazaña; los personajes típicos de cuento, como la madrastra o el falso amigo -que solo busca su propio beneficio- se vuelven cercanos y casi afines en su patetismo, y la moraleja final -tan alejada como idéntica a la de los cuentos tradicionales-, deja tan buen sabor de boca con su inocente dulzura, que no recomendarla sería sino delito sí pecado.

Así pues: tan recomendable como dejarse de preguntar qué es lo que hubiese sido de nuestra vida de haber seguido otros caminos, y dedicarse tan solo a disfrutar de cada paso que damos... sea erróneo o no. Que ahi está precisamente la salsa de la vida.