Mucho he aplazado mi cita con esta película por miedo a encontrarme con algo sectario o bien una "pasión de Cristo" donde solo hubiera sitio para el dolor gratuito, me equivocaba hay retratos que hay que ver, por necesarios. La película es dura, muy dura, el retrato de familia que presenta es preciso, todo el mundo conoce gente como la que aquí se nos presenta, gente que nace con las cartas marcadas, con el camino ya trazado por tener la mala suerte de tener unos padres que no son los adecuados o casarse con alguien que te anule como persona.
Aquí se nos presenta uno de los villanos mas abyectos del cine reciente, esa madre castradora que arruina la vida de todo aquel al que puede manipular, al padre que provoca una lástima que duele, por su incapacidad para rebelarse, por su sumisión y su dolor, y a sus hijas, todos víctimas del fanatismo de la madre, gente castrada emocionalmente, gente sin opción en la vida.
Que el Opus Dei apesta (lo dicho vale para cualquier fanatismo religioso) ya lo sabía antes de verla, aquí se les retrata de una manera bastante fiel y por lo visto no les ha gustado verse reflejados en un espejo, el fanatismo es lo que tiene, te nubla la objetitividad.
Me ha hecho daño, me ha emocionado, me ha hecho llorar, me ha hecho reír me ha dejado hecho polvo.