Tan exquisita, como superficial... La película me recordó a una amiga, a la que estuve unido un montón de años, hasta que de pronto entendí que su vida se había basado siempre en la "NADA". Todo a su alrededor estaba rodeado de fino metacrilato, apariencia, seducción sin conclusión.

La película es hermosa en todo lo que la ocupa. Sus personajes son tan bellos como los coches que conducen, las casas en que viven y los alimentos que ingieren... Amantes, amigos, deportes, ropas. Resulta tan desalentadora e intrascendente, que llega a abrumar.

Me hizo pensar en la cantidad de vidas superfluas que nos rodean, a su vez envueltas en deliciosos adornos que resultan tan escasas en contenido como las propias charlas que ofrecen.