Un ciclo escrito por Douglas Adams, el escritor de la inolvidable "Guía del autoestopista galáctico", con todo lo que conlleva en la narración: ciencia-ficción de la buena, personajes hilarantes, humor y destrucción de planetas. Así que tenemos un planeta errante que succiona los recursos de los demás planetas, conducido por una especie de cyborg llamado "Capitán" y que por su manera de declamar, mientras es atendido por una enfermera y obedecido por sus esbirros, no deja de recordarme al Barón Vladimir Harkonnen, al que vimos en la película "Dune" de David Lynch y no en la aburridísima versión de Villeneuve. Quizás este ciclo inspiró a un Lynch que había creado un año antes "cabeza borradora". Incluso la base del malo recuerda a las naves Harkonnen del film de Lynch ¿casualidad?

Un extraño planeta, con telépatas, tropas del malo que visten de cuero negro, extraños minerales y divertidos diálogos, sobretodo en la relación entre el Capitán y su segundo, un tal Mr. Fibuli. Este sentido del humor le viene como anillo al dedo a ya de por sí socarrón Doctor interpretado por Tom Baker, que, como no me canso de señalar, ha sido el mejor Doctor de los 70 años de serie.

Con todo, quién se acerque a este ciclo ha de tener en cuenta que es una producción televisiva de los años 70 y muy british. No hay que espera ni demasiada acción ni personajes heroicos. La serie del Doctor siempre se ha alejado de esos conceptos. Pero para un devoto whoviano es la gloria.