Hace décadas que no leo a Sandman. Seré muy viejo, porque leía sus cómics cuando fueron publicados por Ediciones Zinco en los años 80. Como adicto a los superhéroes clásicos, la creación de Neil Gaiman era muy distinta. Nada que ver. De hecho, ahora se publica bajo el subsello Vértigo.

Y me acuerdo muy bien de esta historia. Es de las primeras. Sandman es un ser místico y ultradimensional que fue secuestrado por un ocultista inglés a principios del siglo XX. Él era quién cuidaba del sueño de los humanos, su nombre quizás sería Morfeo. Esas décadas secuestrado provocaron en muchos humanos enfermedades mentales y otros desajustes, como la fuga de seres pesadillescos de su dimensión a la nuestra. Pero esa es otra historia. Cuando fue capturado, llevaba un casco que parecía una máscara antigás y una piedra roja, la de los sueños, que utilizaba en sus quehaceres quasi-divinos. La piedra roja es robada por un tal Doctor Dee, un personaje real. Con ella, puede manipular la voluntad y los sueños de las personas. Y ahí empieza la historia. Una historia tremendamente oscura. El tal Dee es un ser perverso, físicamente un despojo, que dejó su humanidad atrás hace décadas. Se apoderará de los pobres clientes de una sencilla cafetería. Son 24 horas de horror. Juega con ellos de la manera más despiadada, los manipula, destruye sus vidas, sus recuerdos, infligiéndoles inimaginables daños físicos, una orgía de maldad de una mente enferma, con complejo de divinidad. Para él todos los sujetos son insectos, sin ápice de valor.

Este corto replica casi cada página del cómic. La clona. Y de qué manera. Magnífico. Sabe recrear el angustioso y enfermizo evento descrito en el cómic. Cada escena es un homenaje. Los actores, la mayoría desconocidos, lo bordan. Su ambientación y fotografía recuerda a las viñetas. Es un corto tremendamente respetuoso con el cómic original. No obstante, añade algunas escenas animadas que lo enriquece. Y, por supuesto, aparecerá Sandman.

Hoy en día están preparando una serie televisiva sobre la colección de Sandman, desde sus inicios. Parece que ha sido mancillada, contaminada por la vorágine enfermiza e irrespetuosa de la diversidad impuesta y lo políticamente correcto. Dudo mucho que supere la calidad de este corto. Así que aprovechen y véanlo. La historia, Gaiman y el personaje lo merecen.