Veinticinco años y casi media docena de películas después, el filón de los dinosaurios también está agotado. A estas alturas ya cansan los niños repelentes, los cazadores cortos de luces o las escenas del juego del escondite mortal con el bicho de turno. Por no hablar del dinosaurio modificado genéticamente, que ya aburre lo de que esta vez sí, es "el más mortal, el cazador perfecto, la bestia asesina definitiva", al menos hasta la siguiente peli, en que volverán a sacar a otro aún más asesino y mortal.

Había curiosidad por saber lo que podía aportar Bayona a la franquicia. Es un director del montón al que el patrocinio de Mediaset ha convertido en estrella hasta el punto de recibir este encargo de Spielberg. Pero el resultado final podría ser dirigido por Bayona o por el Pato Lucas, porque no había mucho que rascar en un guión insulso, un refrito de todos los tópicos decenas de veces revisados en las anteriores entregas, y que no da mucho más de si. Cambiamos la isla por una mega mansión en la que caben T-Rex y Diplodocus y aún sobra sitio para museos y salas de subastas sin que su dueño se entere de nada. Pratt y Dallas Howard (ella con unos cuantos quilitos más que en la anterior) se limitan a cumplir el contrato que les une con la productora y les obliga a rodar un número indeterminado de entregas. La niña repelente cumple todos los cánones de los crios Spielberg y el resto de secundarios pasan por allí y se los comen los dinosaurios sin mayores emociones.

Para pasar el rato va cumpliendo, pero aunque el nivel medio hoy en día es tan bajo, se queda a las puertas del aprobado por lo plana, previsible y absurda que puede llegar a ser.

Y a esperar a Jurassic World III, en la que aparecerá otro depredador modificado geneticamente (¿el Cansinosaurio, quizá?), un jefe de cazadores muy chulo pero con menos luces que la bombilla de una nevera, un/os crio/s repelentes que se esconderán en una habitación a oscuras mientras los busca el dinosaurio asesino (incapaz de detectar a un humano a veinte centímetros de distancia) y el T-Rex se comerá al jefe de los malos por enésima vez...