Típica película con una premisa de diez pero con una puesta en escena romántica que ni siquiera parece tomarse su argumento en serio. Y para muestra, un camarero: Lloyd, el bartender del hotel Overlook. Sólo que aquí es un companion del Fallout 4. Un personaje introducido como imprescindible alivio cómico y como conductor de los dilemas morales del protagonista... cosa que la propia película podría narrarnos de formas menos expositivas y condescendientes pero bueno, qué le vamos a pedir a Hollywood.

Luego te paras a pensar en cómo el capitalismo conduce a poner el destino de la humanidad en empresas que se lucran gracias al liberalismo económico interestelar basado en la apreciación del dolar por año luz... y te explota la cabeza. Eso y que Jennifer Lawrence lleve más de una semana aislada en una nave espacial sin haber visitado ni una vez el puto bar. Venga hombre.