Un homenaje al rock de los 70 y a una forma de entender la música y el mundo. Lo mejor de la película es precisamente la música; el resto es una historia un poco estrambótica y bastante poco convincente, por más que se nos diga que está basada en una experiencia personal del propio director. La extraña relación entre la groupie interpretada por Kate Hudson y el aspirante a periodista canta un poco; es dífícil de entender ese cuelgue que todos parecen sentir hacia el joven e imberbe reportero, empezando por los propios músicos.

Le salva eso, la música. Y una ambientación interesante en torno a todo lo que rodea al mundillo del rock: las drogas, el fenómeno groupie, la relajación moral de las giras... Pero poco más. Realmente nada memorable. Se queda en "casi".