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BerCaparros rating:
10
8.1
36,118
Drama
Antonius Block (Max Von Sydow), a knight, returns from a 10-year crusade with his squire, Jöns (Gunnar Björnstrand), to find his homeland ravaged by the plague. When the black-cloaked figure of Death (Bengt Ekerot) appears to claim them, Block, whose war experiences have left him cynical about the existence of God and the afterlife, challenges Death to a game of chess to stall for time and gain some insight into the meaning of life ... [+]
Language of the review:
- es
November 10, 2019
9 of 9 users found this review helpful
Ocurre, no con demasiada frecuencia, que una película te deja pegado al asiento; tal vez emocionado, tal vez sobrecogido.
En estos tiempos de Netflix y de entretenimiento rápido, pararse a ver una película de estas características al que escribe le resulta algo así como nadar a contracorriente. ¿Para qué voy a ver una película de 1957 en blanco y negro y con una puesta en escena más propia del teatro que del cine de nuestro tiempo?
¿No habrá en el catálogo de las múltiples plataformas de pago por visión de mi SmartTv algo más adecuado?
Superada esta flojera inicial y tras terminar de ver 'El séptimo sello', uno da gracias a la vida (o quizás a la muerte) por no haber sucumbido aún -al menos no del todo-, al engorde a granel del mainstream.
Nos encontramos con una película universal y atemporal, una absoluta obra maestra del cine en mi opinión.
La temática del film es tan clara como inevitable en el pensamiento de la humanidad desde el comienzo de los tiempos: la muerte, la existencia de Dios y el comportamiento de la humanidad frente a estas interrogantes.
En estos tiempos de Netflix y de entretenimiento rápido, pararse a ver una película de estas características al que escribe le resulta algo así como nadar a contracorriente. ¿Para qué voy a ver una película de 1957 en blanco y negro y con una puesta en escena más propia del teatro que del cine de nuestro tiempo?
¿No habrá en el catálogo de las múltiples plataformas de pago por visión de mi SmartTv algo más adecuado?
Superada esta flojera inicial y tras terminar de ver 'El séptimo sello', uno da gracias a la vida (o quizás a la muerte) por no haber sucumbido aún -al menos no del todo-, al engorde a granel del mainstream.
Nos encontramos con una película universal y atemporal, una absoluta obra maestra del cine en mi opinión.
La temática del film es tan clara como inevitable en el pensamiento de la humanidad desde el comienzo de los tiempos: la muerte, la existencia de Dios y el comportamiento de la humanidad frente a estas interrogantes.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Bergman apuesta decididamente por una puesta en escena teatral que queda reflejada ya desde el inicio del film.
En una playa aparentemente salvaje y hostil un caballero y su escudero deshacen el camino que les devuelve a su hogar tras participar en las cruzadas en Tierra Santa.
El Caballero, Antonius Block, se topa en este lugar con la muerte:
- ¿Es que vienes por mí? - pregunta él.
- Hace tiempo que camino a tu lado - contesta ella.
La muerte advierte: ella no da prórrogas. Block intenta ganar algo de tiempo y propone una partida de ajedrez. Si gana él, se librará de su sentencia; si pierde, será su final. La muerte accede, confiada en la victoria.
Esta partida no es más que una breve escapatoria de Block en su intento por darle sentido a su vida, un sentido que ha perdido:
- Mi vida ha sido un continuo absurdo... Fui un necio. - manifiesta en otra charla con la muerte.
En el camino de vuelta a casa en que transcurre la partida y la búsqueda de sentido del protagonista, éste y su escudero se toparán con distintos personajes. Un ladronzuelo sin escrúpulos, un herrero ignorante y embrutecido, una joven sometida que siempre guarda silencio... y una pareja de cómicos , María y José, que buscan una vida mejor para su hijo.
Bergman retrata a las masas: aborregadas, miedosas frente a la peste que asola Europa e indiferentes frente al prójimo (significativa es la humillación que recibe José en la taberna). Retrata también a la religión: opresora, manipuladora y despiadada: quemando brujas y atemorizando muchedumbres. Retrata también al escéptico en la figura del escudero, un hombre que se jacta de ser capaz de mirar cara a cara a la nada, al abismo tras la muerte, sin necesidad de inventar ni buscar sentido alguno. Quizás sea esta, la figura del escudero, la más entera, la más serena. Pero también él es una impostura en si mismo, tampoco él tiene horizonte.
Antonius Block encuentra en la figura de los cómicos María y José su sentido y su particular redención. Encuentra en ellos la alegría de lo sencillo, la inocencia, la bondad de quienes aún no han sido alcanzados por el miedo y la esperanza en el futuro, representado en el hijo de ambos, Miguel.
Block hace su buena obra antes del final entreteniendo a la muerte mientras María, José y su hijo huyen en busca de un futuro más luminoso.
La muerte vence a Block, pero no a la esperanza, que sigue intacta en los ojos de José, en la mirada de María y en el hijo de ambos. Serán ellos los protectores de la vida, otros no tendrán tanta suerte: consummatum est.
En una playa aparentemente salvaje y hostil un caballero y su escudero deshacen el camino que les devuelve a su hogar tras participar en las cruzadas en Tierra Santa.
El Caballero, Antonius Block, se topa en este lugar con la muerte:
- ¿Es que vienes por mí? - pregunta él.
- Hace tiempo que camino a tu lado - contesta ella.
La muerte advierte: ella no da prórrogas. Block intenta ganar algo de tiempo y propone una partida de ajedrez. Si gana él, se librará de su sentencia; si pierde, será su final. La muerte accede, confiada en la victoria.
Esta partida no es más que una breve escapatoria de Block en su intento por darle sentido a su vida, un sentido que ha perdido:
- Mi vida ha sido un continuo absurdo... Fui un necio. - manifiesta en otra charla con la muerte.
En el camino de vuelta a casa en que transcurre la partida y la búsqueda de sentido del protagonista, éste y su escudero se toparán con distintos personajes. Un ladronzuelo sin escrúpulos, un herrero ignorante y embrutecido, una joven sometida que siempre guarda silencio... y una pareja de cómicos , María y José, que buscan una vida mejor para su hijo.
Bergman retrata a las masas: aborregadas, miedosas frente a la peste que asola Europa e indiferentes frente al prójimo (significativa es la humillación que recibe José en la taberna). Retrata también a la religión: opresora, manipuladora y despiadada: quemando brujas y atemorizando muchedumbres. Retrata también al escéptico en la figura del escudero, un hombre que se jacta de ser capaz de mirar cara a cara a la nada, al abismo tras la muerte, sin necesidad de inventar ni buscar sentido alguno. Quizás sea esta, la figura del escudero, la más entera, la más serena. Pero también él es una impostura en si mismo, tampoco él tiene horizonte.
Antonius Block encuentra en la figura de los cómicos María y José su sentido y su particular redención. Encuentra en ellos la alegría de lo sencillo, la inocencia, la bondad de quienes aún no han sido alcanzados por el miedo y la esperanza en el futuro, representado en el hijo de ambos, Miguel.
Block hace su buena obra antes del final entreteniendo a la muerte mientras María, José y su hijo huyen en busca de un futuro más luminoso.
La muerte vence a Block, pero no a la esperanza, que sigue intacta en los ojos de José, en la mirada de María y en el hijo de ambos. Serán ellos los protectores de la vida, otros no tendrán tanta suerte: consummatum est.