Sucedió que yo antes de verla estaba con el ánimo un tanto sombrío. Después de intentar con varias otras opciones me puse a ver -¿por segunda, tercera vez?- Me Before You. Y volví a conectar con esta sencilla y encantadora película que consiguió engancharme una vez más con sus brillantes trivialidades y sus profundos temas abordados sin solemnidades gravosas. Me metió con facilidad en su aura almibarada y amarga, logrando disipar con firmeza esa bruma densa que ofuscaba mis pensamientos. Huelga hablar de Emilia Clarke, absolutamente genial ella, huelga hablar de la cursilería del soundtrack, de lo poco y lo mucho que es esta película. Pero la vi, habiéndola visto antes, habiendo visto tanto cine grande y pequeño, bueno y malo... y sucedió que me hizo bien, me recompuso, me alegró.

Si una película puede hacer eso merece reconocimiento, merece unas palabras. Y merece un honroso ocho. Merece un ocho para mí.