Con sólo 21 años, Pete Docter se unía a Pixar. Meses más tarde, creaba el rostro de Buzz Lightyear mirándose a sí mismo en un espejo y se convertía en una figura clave de Pixar Animation Studios. En la actualidad, mirando al pasado, podemos encontrar su nombre acompañando a Monstruos S.A y Up. En ambas fue el director. "El nuevo coche de Mike" fue el primer cortometraje de Pixar realizado como spin-of de una película principal: hasta entonces, el estudio había creado -o editado- un corto para acompañar al estreno de sus películas en cine. Con Monstruos S.A. decidió hacerse un movimiento nuevo, crear una pequeña historia paralela protagonizada por los dos personajes de la película, los monstruos Mike y Sulley. Desde entonces, todos los filmes de Pixar han incluído un bonus de este tipo en su lanzamiento en DVD, si bien no directamente protagonizado por los héroes del film, al menos sí por alguno de los secundarios.

"El coche nuevo de Mike" fue además importante porque, a pesar de haber sido un trabajo para el mercado doméstico, trabajaron sobre él como si fuese una obra mayor: animación exactamente igual de buena que la del film, no más limitada, banda sonora de Randy Newman, los mismos actores de doblaje (John Goodman y Billy Crysta), etcétera. Fue nominado al Oscar en la categoría de Mejor cortometraje de animación y, aunque no ganó, daba igual: ya era un triunfo. La premisa es sencilla: Mike se compra un coche y le enseña a Sulley como funciona. O al menos, en teoría. La primera mitad del trabajo de Docter, que codirige junto a Roger Gould, es sensacional, un torrente de hilaridad que en su segundo tramo pierde un poco de garra, aunque mantiene el nivel. Si bien no es mi preferido de esta "segunda categoría" de cortometrajes de Pixar (me quedaría con Jack-Jack Attack o My Friend the Rat), es realmente divertido y merece la pena a casi cualquier nivel. Al menos no se siente como una escena eliminada del film, sino como algo con entidad propia y suficientemente interesante como para ser contado a modo de extra. Y qué diablos, cualquier excusa es buena para volver a disfrutar de esta entrañable pareja de monstruos.