El nudo de la película se basa en la creencia del protagonista de que la máquina tiene una inteligencia capaz de enamorarse sinceramente de él, no programada.

Luego se descubre que no es verdad. Y todos nos preguntamos entonces cómo es posible que la màquina engañara al protagonista (¡y a nosotros mismos!).

Pues bien. No lo hizo. La máquina no engañó a nadie. Estaba bastante lejos de hacerlo, hasta que un humano intercedir por ella.

No fue la máquina quien engañó al hombre, sino el propio hombre. Es Nathan quien le dice a Caleb que si Ava muestra interés por él este no es fingido.

Sin el elemento humano, ni el protagonista, ni nosotros, habríamos caído en la trampa.

Siempre hay una trampa.