Muy discreto thriller, con elementos sacados del drama televisivo, sobre la investigación de una madre de lo acaecido a un psicópata y a su hija con traumas psicológicos, que nos envía a lugares y situaciones comunes, y carente de la más mínima intriga: desde el mismo comienzo ya se distingue qué ocultan ciertos personajes y cuál será la resolución de los acontecimientos. Y sus planos finales –su esperado clímax– como era de suponer, resultan totalmente desinflados y colmados de precipitación.

Es cierto que se mantiene cierta tensión en algunas escenas, pero la indolencia y falta de originalidad de su trama provoca un sentimiento de lejanía en el espectador al suponer lo que sucederá en todo momento.

Los personajes son estereotipados y reconocibles (intercambiables de una a otra película de esta naturaleza) y con una sensible merma en su evolución psicológica, lo que crea una inmovilidad en sus conductas que lastran el propio ritmo interno de la narración, ya de por sí bastante plano.

Estamos, pues, ante un film ya visto en multitud de ocasiones, con la misma geografía rural e idénticas perspectivas urbanas, donde solo cambian los nombres de los protagonistas y alguna que otra anécdota sin importancia.