Érase una vez un reino de tonos pasteles gobernado por un rey justo y devoto...
Lady Ginebra ha sido secuestrada por el infame Malagant, un caballero renegado de poderosa nariz y quijada que afirman su villanía, que tiene por castillo una cueva en un paraje rocoso semejante a Mordor y un ejército de oscuros sujetos (a diferencia de las brillantes armaduras de los camelotenses). Mientras el rey reza, Lancelot salva a su prometida y la lleva al bosque. Ella está empapada por la lluvia y deja traslucir sus encantos. Él pide que ella abra la boca, derramándole un chorro del fluído vital. Ella dice: "Otra vez" y "Mmm...". Luego el salvaje Lancelot abre su corazón al contarle su gran desdicha y Ginebra termina por caer enamorada.
Posteriormente el rey los encuentra besándose, ante lo cual retrocede cabizbajo con una mirada de furia y pena. Arturo le dirá a reina: "¡Mírame como lo mirabas a él!", y después le gritará al primer caballero: "¡Me dejaste sin nada!". Con real hipocresía expresará: "Como hombre lo puedo perdonar, pero como rey debo asegurarme que se haga justicia".
Malagant, que es perverso y perseverante, ataca Camelot durante el juicio. El rey cae malherido y Lancelot toma a Excalibur, la cual le otorga energía sobrehumana, con la que avanza dando mandobles como relámpagos ante el atónito villano, que termina por caer muerto sobre el trono real...