Dulce e inesperada, como agua de mayo, así llega esta película en este aciago año para el cine en general, del que pocas películas se salvan de la quema y donde las series han ocupado el un lugar privilegiado. Comedia de sonrisas y no de risas, de un atípico triangulo amoroso, por otro lado tópico a más no poder, pero tremendamente bien encauzado por las tres actuaciones. Annette bening, perdedora habitual de la gala de los Oscars, se tuvo que conformar con el globo de oro a mejor actriz de comedia (y porque el de drama se daba por otro lado, sino Natalie Portman también se lo hubiera arrebatado). Una lástima Annette, tu momento se fue en 1999 con American Beauty y ya no lo volviste a tener claro en tu vida, que yo soy el primero que piensa que los Oscars son una gilipollez, pero tú, nominada cuatro veces, tiene que ser duro. En cualquier caso, es la mejor de la película con diferencia. A su lado, otra clásica del cine, Julianne More, menos laureada que Annette, pero igual de sobresaliente que ella y por último Mark Ruffalo, paradigma de la normalidad interpretativa, aunque me gusto mucho en Zodiac.
Por otro lado, tenemos los vástagos de la homopareja de féminas. El trabajo de Mia Wasikowska es de diez. Cautiva con su sonrisa y sabe transmitir una enorme cantidad de sentimientos interpretando muy bien su papel de adolescente en conflicto continuo y ojito que debuta con Gust van Sant y obviamente con veintiún años ya está consagrada. El chaval... ahi está...

Es entretenida a rabiar y, aunque al final siempre nos empeñamos en hacer todos lo mismo, consigue que pases un buen rato. Pero como siempre en todas las comedias románticas salpicadas de algo de drama, al final el vivieron felices y comieron perdices es excesivo. Pero supongo que es parte del encanto. Cine a parte, lo que la directora, homosexual de, canto y de frente, nos quiere transmitir algo que no sé muy bien en que queda. Por un lado, lo guay que es tener una familia con mamá y mamá y que sus hijos no sean unos raros abocados a la homosexualidad. Bien por la directora. Sin duda, un duro golpe visual a los conservadores que hablan de la familia heterosexual como el pilar inamovible de la sociedad. BRAVO. Pero por otro lado, es algo así como una demostración (innecesaria) de la posibilidad de tener una vida "normal". No sé exactamente con cual quedarme.

Mi nota es un 7 y medio, pero como no se puede pues un 8, porque me gusta la directora, me gusta Annette Bening, Julianne Moore sale muy favorecida y el tema es muy recurrente.