Ese es su principal punto negativo y, el que anula algunos aciertos que, haberlos, háylos. Los personajes son clichés, los comportamientos y giros: son clichés. Vale que, sobre todo al principio te sientes algo intrigada y, esperas a ver qué tal pero... a medida que avanza, la cosa va de mal en peor. La previsibilidad se come cualquier atisbo de intriga y, los desarrollos de todas las tramas (principal y paralelas) están más vista que el T.B.O. Dan vergüenza ajena los siguientes personajes, a saber: el guardia civil, el compañero poli-jeta-graciosillo, el médico, el drogata delincuente. Especial mención a los patéticos estereotipos femeninos como: la novia plantada>>> (chica no especialmente atractiva, sufrida y buenaza que, acepta tras leve gesto de enfadito... que su novio la plante por una investigación, en la que además tiene que participar también ella... y por la buenorra del pueblo>> (que vamos, no te la crees ni con 7 gin tonics, resulta que es una tía buenorra que está sola, esperando toda su vida a que llegue el poli guaperas. Y que, además de ser deportista, inteligente, independiente, hiper hippy liberal que te pasas,... es muy buena tía ¿o era tía buena?) Carles Francino está bien, comedido y creíble pero, su personaje arrastra el terrible peso de aparentar ser un pobre-chico bueno y, su exceso de melancolía, complejo de culpa e, imagen de eterno dandy con vida desgraciada lastrada por su pasado, se comen las escasas posibilidades que, de inicio, podía darle su rol. Vamos que acaba dando pena, el pobre... como la serie. Menos más que no era de las largas porque, hubieran tenido que inventarse un final abrupto para disimular su cancelación.