Y es que las viejas glorias ya no son lo que eran y, cuesta trabajo verles tan mermados y tan operados pero, bueno, seamos serios, no te venden algo que no te imagines. Un guion cogido con alfileres en el que nuestros héroes de los 80, tienen por fuerza que ser los mejores y, lograr sus objetivos, humillando a un malo malísimo que, se deja acompañar de una panda de malotes que le bailan el agua. Un poco de acción, un poco de tensión y, una resolución simple que, te hueles desde el minuto 1 aunque les acabas perdonando... al fin y al cabo, te entretienes un rato y, da para mucho el asunto de ponerte a cotillear sobre cuántas cirugías se habrán hecho, el "hay que ver lo mayores que están..." y, el recordarles en otros títulos que en su día, tuvieron su momento de gloria entre los gustos del espectador medio que buscaba eso: un rato de dispersión, plagado de hazañas imposibles y héroes inclasificables. Todos sabíamos que eran fantasmadas pero, daban mucho juego y serán largamente recordadas (al menos por mi generación). Sayonara, baby.