En mi opinión, esta podía haber sido una gran película.

Lo tenía todo: buenos diálogos, unas soberbias actuaciones y, sobre todo, un buen guion. La historia de la reivindicación de una sala de fumadores en una empresa sirve como pretexto para mostrarnos el grado de locura e insolidaridad al que estamos llegando en el mundo laboral en particular y en las sociedades modernas en general.

No obstante, el abuso de primerísimos planos, los contiuos movimientos de la cámara, la excesiva duración de algunas escenas y, sobre todo, la inenarrable expresión de la cara de mi novia cuando acabó la película hacen que mi valoración de esta película caiga en picado.

Una lástima