Esta "película" supone una total y absoluta vuelta de tuerca si la comparamos con su predecesora. Vamos, que casi no tienen nada que ver una con la otra: no se repiten escenas, no se calcan diálogos, no se ven hormonas disparadas... Nada. Es casi como una película de culto.
El personaje de Bella, pues qué decir, espléndido de principio a fin. La amplia variedad de registros interpretativos de Kristen Stewart la convierten en la candidata más que apropiada para el Óscar a la mejor actriz. Es la típica chica que enamora a la cámara casi tanto como a su amante vampírico. Por no hablar de su labia y elocuencia, desde luego. Estamos ante una chica que no parece que se haya aprendido su papel de memoria. Sus escenas son tan conmovedoras que todas las chicas nos sentimos identificadas con ella.
El vampiro diurno aparece poco, así que paso de él.
En cuanto a Jacob, el hombre-lobo... ¡Por favor, qué bien retratado está su personaje! Si es que da gusto ver cómo le saca partido a las escenas, cómo llena la pantalla con su presencia, cómo se nota que está enamorado, cómo se marca los pectorales... En fin, que es un actorazo de los pies a la cabeza. Su cara de avispado lo dice todo.
Película recomendadísima para todos los que quieran disfrutar de una historia de amor eterno (y tanto) que hará que más de uno se deshidrate de tanto llorar.

En el spoiler, mi opinión sin sarcasmo.