Denuncia social sobre cómo se encontraba EEUU antes de su incorporación a la Segunda Guerra Mundial, que se produjo durante el mismo año 1941 con esta fábula de Frank Capra donde a través de un sin techo y bajo la loca idea de una periodista que como ve que tanto a ella como a la mitad de la plantilla del periódico la ponen de patitas en la calle, se inventa la carta de un desarrapado que se va a suicidar el día de Navidad para luchar contra la miseria, el hambre, el paro, las desigualdades sociales, la penuria y la soledad, entre otros muchos males, como la envidia, la avaricia, la desidia, vamos los pecados capitales. Un Jesucristo moderno en el país de las oportunidades, que como vemos a través de los ojos de Capra, no son muchas.

Populismo a fin de cuentas, que la gente sin esperanza escucha porque es lo que quiere oír, lo que necesita oír. Y claro, como casi todo en esta vida, había trampa. ¿Quién está detrás del populismo? Pregunta que da para abrir un gran debate, aunque Capra nos dio su punto de vista a través de Juan Nadie interpretado excepcionalmente, como casi siempre, por Gary Cooper bien arropado por el mejor secundario de la historia, Walter Brennan, que acaparó tres Oscar y debió llevarse más por sus comprometidas y acertadas interpretaciones, siempre brillantes y que se quedan en la retina del espectador.

Notable, 8.