Oscura y ominosa historia la que nos presenta Martín Hodara, a la sazón guionista y director de la misma. Una oferta de compra de unos terrenos en la despoblada Patagonia argentina lleva a Leonardo Sbaraglia y su esposa, la española Laia Costa, a visitar a su hermano mayor, Ricardo Darín, que por lo visto mató en un accidente de caza hace treinta años a su hermano menor, Juan. La tercera heredera ha perdido la cabeza y está recluida en un psiquiátrico.

Con esos precedentes Hodara se va recreando, quizás en exceso, con reiterativos flashbacks para contarnos lo que pasó en la adolescencia de los hermanos, la relación con su estricto y severo padre, cuyas cenizas llevan consigo para depositarlas en la tumba donde en secreto enterraron a Juan, declarando que había muerto en un alud y cuyo cuerpo no fue recuperado, para ocultar los impactos de los cartuchos al resto del mundo y a la justicia, y todo ello apoyándose en la belleza límpida de una naturaleza salvaje y en una banda sonora eficiente.

Me ha tenido intrigado desde el inicio, fundamentalmente gracias al buen hacer de sus personajes y los actores que los interpretaron.

Interesante, 6.