No se entiende que el propio Shekhar Kapur realice una extensión de un propio filme suyo, “Elizabeth” (1998), con tan poco acierto. No se trataba de conseguir, al menos, empatar con el mismo número de nominaciones a los Oscars sino de volver a alcanzar parte de las virtudes de su primer trabajo.

Tampoco del grado de academicismo de la propuesta, mucho menos de su discutible rigor histórico, ni de esa caricatura llamada Felipe II interpretada por Jordi Mollá emulando a Chiquito de la Calzada, al que le faltaba dar brincos devotos. Simplemente se trata de que un director no puede confiar tan poco en un pedazo de actriz como Cate Blanchett (doblemente nominada al Oscar por ambos papeles).
Las imágenes pretenden epatar pero a Kapur no le vale ni el poderoso retrato de Blanchett ni los encuadres de sus planos, su profundidad de campo y su composición. Tampoco los decorados, la pomposidad del vestuario o rodar en bellos exteriores. La música inflada, rimbombante subraya todas ellas haciendo que todo sea hueco por atronador. Simple leyes de la reverberancia. “Elizabeth: La edad de oro” rellena todos los compendios de filme absolutamente fallido.