Oda a la libertad de Forman.
A pesar de que la película transcurre en un manicomio, las referencias a la vida cotidiana son constantes, todos somos los que gastamos el tiempo jugando a la cartas o en la cola para los medicamentos, para cumplir las normas y llegar a ser uno más, la mayor aspiración que tenemos en la vida (eso, y 22 días de vacaciones anuales, claro). Y lo hacen, para evitar que los "eliminen" dejando atrás la añoranza de desarrollar la libre personalidad.

En la sociedad todo el que no se adapta a la normas es considerado como un loco mientras que el resto son "normales, en un manicomio sucede igual: los que no aceptan las normas son locos y los que las aceptan son "normales" a pesar de estar "locos". La enfermera representa el poder, el resto, la sociedad. El poder corrompe, abusa de la forma mas vil y despiadada, usando sus armas más miserables (pobre Billy), hay quien se hacen los "locos" para vivir bien, y al que se subleva al poder establecido se le considera loco, y sino lo esta se hace lo posible para que lo esté. El objetivo del poder es el sometimiento, viven allí porque están convencidos de que así debe de ser, aún si estar obligados (tema al que volverá años después con gran acierto "Cadena Perpetua").

Todo esto coronado con una excelente última alegoría: el cuerpo muere pero el alma se escapa.
Es un peliculón, no sólo porque lo es en sí, sino por el enorme contenido moral, ético, filosófico, existencial y psicológico que alumbra, que es el fin último al que tiene que aspirar una Gran Película: que además de transmitir, inspire una profunda reflexión en quien la ve. Esta peli es un gran ejemplo. Olé.
¿Quiénes son los locos?