Esta película es como una montaña. Subes y subes y subes la primera hora con la convicción de que estás asistiendo a una de las mejores películas españolas de la historia. Y a partir de los 60 minutos bajas y bajas y bajas, jodido, porque la película se te escapa entre las manos sin posibilidad de remontar. ¿Qué es lo que se queda en la cúspide? Ya lo sabéis: Tosar. Su interpretación de Malamadre ya está en la historia del cine. No sólo del español.