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Fiji Fiji · Atlántida
KesheR rating:
9
Thriller A powerfully graphic film (even though no violence is ever shown on the screen itself) about an Austrian family who goes on a country vacation and become the victims of two cold-blooded psychopaths who are out to torture them with their "funny games."
Language of the review:
  • es
March 27, 2006
15 of 22 users found this review helpful
Funny games, de Michael Haneke, es altamente inquietante. Una familia en coche escucha música clásica; de pronto, aparecen los títulos de crédito y suena una música infernal. Ahí esbocé mi primera sonrisa. Y no sería la última.

El argumento es ¿excesivamente? simple: dos desconocidos llegan a una casa de playa y someten a un juego sádico a los habitantes de la misma. Tan simple como eso.

La película trata sobre la VIOLENCIA, así, con mayúsculas. Pero, ojo, en casi ningún caso se nos muestra esa violencia, ni se hacen sesudos estudios sobre ella. Simplemente somos partícipes de la violéncia, somos cómplices de asesinato, porque nos horroriza lo que estamos viendo pero no podemos dejar de mirar. El mensaje que yo saco de la película es: cuán morbosos somos, cuánta fascinación nos produce la violencia... El asesino habla directamente al espectador, dialoga con él, formándose un vínculo que no hay con las víctimas (más allá de la compasión). El asesino guiña el ojo al espectador, le pide permiso para continuar, todo ello coloca al ejecutor como una marioneta del espectador, como una herramienta de diversión. Sí, sentimos lástima por las víctimas, pero cuando se van por primera vez los asesinos estamos deseando que vuelvan para que continúe la diversión.

Hay bastantes lecturas posibles para esta película. Por ejemplo, al final los dos asesinos hablan sobre la realidad y la ficción. De ese diálogo se puede concluir que la familia víctima es tan real como cualquier otra, que esas personas han sufrido de verdad, en el sentido de que para nosotros tienen entidad real como personajes. Otra posible interpretación es que la vida de esa familia era tan normal, tan típica, tan aburrida, tan poco cinematográfica, que somos los propios espectadores los que pedíamos a gritos que pasara algo, que hubiera tensión; los asesinos, de esa forma, serían nuestros propios instrumentos de diversión (esto estaría apoyado por el hecho de que no se sepa nada sobre su pasado, y que ellos mismos parezcan desconocerlo).

En fin, una película que puede parecer una orgía de violencia sin sentido, pero que (aparte de estar rodada con elegancia y sin efectismos) puede tener varios mensajes para el espectador de hoy en día.
KesheR
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