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Archilupo rating:
7
Drama. Comedy Stephen Dorff plays Johnny Marco, an excess-loving actor who is forced to reassess his life when his 11-year-old daughter (Elle Fanning) arrives without warning. Movie star Johnny is living at the legendary Chateau Marmont hotel in Hollywood. He has a Ferrari to drive around in, and a constant stream of girls and pills to stay in with. Comfortably numbed, Johnny drifts along. Then, his 11-year-old daughter Cleo (Elle Fanning) from his ... [+]
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  • es
October 20, 2011
35 of 38 users found this review helpful
El personaje y su feeling, presentación en dos escenas: un pequeño Ferrari da vueltas y vueltas en un circuito monótono, sin más; luego, el conductor está apático en el dormitorio ante dos gemelas rubias que hacen para él un esforzado número erótico, sin que se le levante el ánimo.

Gafas negras, tabaco, alcohol (señalado con insistencia), cabeza despeinada…

Unos cuantos minutos para pintar la abulia, hasta el primer fundido a negro (habrá otro más para abrir el último tercio, cuando empieza la reacción), al aparecer la hija quien, por contraste, pone de relieve la vida lamentable del actor.

Una vida hecha de sarcasmos mascullados entre sonrisas falsas en las sesiones de fotos, patéticas ruedas de prensa donde se exhibe el déficit neuronal, interminables sesiones de maquillaje (sesión que origina una potente imagen de fantasma), noches en blanco ante la TV, escarceos con fáciles vecinas de pasillo en los hoteles, partidos de tenis wii, entregas de premios ridículos…


Con lenguaje nada obvio, ni tampoco extravagante, Sofia Coppola cuenta la deslucida vida del actor entre bastidores, fuera de los focos, en la sombra; nunca en pleno rodaje, interpretando, grabando lo que se ve en las pantallas del éxito. No se muestra su imagen “oficial”, la versión celuloide, sino la persona sórdida y aturdida que sirve de base.

Para Stephen Dorff es un encargo difícil: va a ser filmado como un espécimen, sin encanto, no debe brillar. Y consigue la mirada vacía. En una secuencia crucial, esa mirada vacía se va llenando de interés al descubrir en la danza de la hija algo inexistente en su vida: armonía, belleza, arte.


El enfoque de Sofia Coppola, templado y distante, genera una atmósfera original para la historia. Una historia que, por otra parte, se articula más bien poco, muy ceñida al protagonista, J. Marco, de quien apenas se despega. Y aunque Dorff interpreta muy bien a su personaje, igual que la actriz preadolescente que representa a su hija, a veces la carga resulta excesiva y la película roza la simpleza, como sucede en el final (demasiado abstracto en su simetrizar el argumento para abrirlo) a base de coches que van con o sin dirección, a ninguna parte o a alguna (‘somewhere’) así, en general.

Aunque falte el gran aliento global de “Lost in Translation”, lo notable son los momentos concretos, de realidad visual y silenciosa.
Se pueden esperar, porque abundan como para quedarse con unos cuantos.
Archilupo
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