Película que me deja con sensaciones encontradas, me ha sorprendido para bien la quimérica confección de algunas de sus secuencias, pero me ha desconcertado el desarrollo insípido de otras.

No consideraría esta película un western moderno o postmoderno como algunos la han denominado. Es más, ni siquiera la consideraría un western, ya que a pesar de estar basada en una historia real del viejo oeste, utiliza el relato de la leyenda de tán solo como medio o sustento, mas no como fín.

La escena inicial del atraco al tren, pone en evidencia la intencionalidad del autor. Dominik antes que contarle una historia al espectador busca hipnotizarle, en consecuencia el director esquematiza sobre ciertos aspectos en los que se trabaja de manera mediocre en el panorama cinematográfico actual; tratamiento frío pero sincero de los planos, respeto para con el ojo del espectador, distorsion de la imagen como elemento hipnótico, y eficiente utilización atmosférica de la música. Desafortunadamente, como ya mencioné me parece que el film alterna irregularmente secuencias que rozan y alcanzan la magia (planos generales de los jinetes y sus caballos en contraste con la nieve) con otras que ni le ven la espalda. La secuencias a las que me refiero son aquellas en las que Dominik enfatiza demasiado, pero no profundiza en la relacion y personalidad de los personajes, es decir; nos dice varias veces algo que ya sabíamos, y en un film de 160 minutos, se profundiza en los personajes o éstos ni se tocan (Ejemplo: "The Shawshank Redemption" y "Once upon a time in the West" respectivamente). Además el final del film no me convence, me parece increíblemente carente de intensidad, teniendo en consideración las cotas alcanzadas en varios pasajes anteriores.

En líneas generales considero que se trata de un film arriesgado e interesante, de un director cuyo nombre puede tenerse en cuenta en la no muy abultada lista de "talentos a confirmar".