Y cuando voy al cine a ver una de terror uso los dos mejores medidores.
El primero son los gritos de la gente. Y puedo asegurar que la mayoría soltaban grito o brincaban de la butaca.
El segundo es mi brazo. Al ir en compañía femenina me sirvió para ver las veces que apretaban mi brazo y casi me lo dejan sin circulación.
Dicho esto tenemos una obra que usa lo de siempre pero con talento, lo cual no se ve casi nunca.
Fantasmas, niñas, investigaciones, bosques y sombras. Todo lo que venga a la cabeza al leer estas palabras es lo que encontrarás.
Para no desvelar nada, sirve como ejemplo el uso de la oscuridad dentro de la casa. Un argumento lógico y no patillero como en muchas obras del género.
El ritmo es ameno y son pocos los momentos de respiro que ofrece al espectador. Sumado a unas actuaciones solidas consigue meterte de lleno en la historia.
En resumen una buena obra que merece la pena ver y más teniendo en cuenta que en las películas de terror se abusa de la casquería y argumentos sin lógica.
Pese a esto, como he mencionado antes, lo peor son los clichés.