Western aceptable, incluso buena, pero James Mangol lo estropea, lo pifia al final (señal inequivoca que no es un director sobresaliente sino uno director del montón), exactamente en los 15 últimos minutos, con tantos disparates irreales, exceso de balacera y un Russell Crowe que más que el canalla que ha interpretado hasta ese momento parece un pepón con cara de panadero recién harto de comerse un bollo, dando saltos de ciencia ficción por encima de los tejados e imitando a un personaje de "Misión imposible".

Si en lugar de Russell Crowe el papel principal lo hubiese realizado el secundario Peter Fonda, quizás el filme habría ganado en algo de seriedad y convicción, amén que él seguro no se habría atrevido a interpretar saltos fantásticos en el epílogo del filme.

El resto de la película hasta ese cuarto final es realmente buena, luego pura bazofia que la echa a perder.

¿Cuándo aprenderan los directores noveles que toda faena que no se remata al final es una obra desperdiciada que pasa a la historia del sin fu ni fa?