Nos guste o no nos guste la vida es así de dura o tal vez incluso más.
Es una obra maestra, en la que casi ninguna imagen es en sí desagradable o dura, pero el montaje, la planificación del director, la interpretación de los actores y la música que lo acompaña todo, dejan al espectador como si le hubiesen dado una patada en el estómago y sin poder hablar cuando aparecen los títulos de crédito finales.
Como dato personal diré que para mí el cine (como el resto de cultura) no es sólo una forma de desconectar y de entretenimiento, es también un vehículo para transmitir valores, para enseñar sobre la vida, y esta película sin duda lo consigue.
Y si apartas la mirada de esta película porque es demasiado dura, es para preguntarte si también la apartas en los telediarios cuando sacan esas imágenes tan escabrosas, o si la apartarías en caso de que a alguien de tu entorno le ocurriese algo parecido.
Es una película dura sí, pero si miras a tu alrededor descubrirás que la vida también lo es.