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Máximo Pablo rating:
10
8.4
129,216
Drama. Action. Thriller
Cidade de Deus (City of God) is a housing project built in the 1960's that--in the early 80's--became one of the most dangerous places in Rio de Janeiro. The tale tells the stories of many characters whose lives sometimes intersect. However, all is seen through the eyes of a singular narrator: Busca-Pé, a poor black youth too frail and scared to become an outlaw but also to smart to be content with underpaid, menial jobs. He grows up in ... [+]
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- es
March 22, 2010
16 of 18 users found this review helpful
Recordaré una frase significativa del comienzo (que no desvela nada importante del argumento): “Llegamos a Ciudad de Díos esperando el paraíso”…“El gobierno de los ricos pasaba de nuestros problemas”.
¿Es la pobreza un caldo de cultivo para la delincuencia?... ¿hay más opciones que trabajar explotado o ser un forajido, en un contexto de desigualdades extremas?... ¿es acaso una cuestión de carácter lo que determina la inclinación a la violencia?... ¿o se trata de una cuestión de supervivencia?... La cinta resuelve muchas de estas incógnitas en una descripción valiente, veraz, pormenorizada, de las pocas oportunidades para los chicos de la calle, abocados -quieran o no- a ser atrapados por los engranajes de un sistema corrupto, en un circulo vicioso que se repite incesantemente.
Cidade de Deus, adaptación de una novela del mismo nombre de Paulo Lins, es una película dirigida por Fernando Meirelles y Kátia Lund, donde el cine se convierte en Séptimo Arte. Se podría decir que rinde homenaje al primer crítico de cine que propuso esta definición: Ricciotto Canudo*.
En fin, será recordada tanto por su valor histórico, por el retrato veraz de la cruda vida en las favelas en el Brasil del siglo XX, como por la innovación en el arte cinematográfico.
*Canudo se considera en la historia de la cultura como el primer crítico cinematográfico y autor del primer texto teórico importante sobre el cine. En 1911 publicó su manifiesto futurista "El Nacimiento del Séptimo Arte". Nació en Bari en 1879 (Italia), difundió el término Séptimo Arte al considerar el cine como un compendio y culminación de la pintura, arquitectura, escultura, poesía, danza y música.
¿Es la pobreza un caldo de cultivo para la delincuencia?... ¿hay más opciones que trabajar explotado o ser un forajido, en un contexto de desigualdades extremas?... ¿es acaso una cuestión de carácter lo que determina la inclinación a la violencia?... ¿o se trata de una cuestión de supervivencia?... La cinta resuelve muchas de estas incógnitas en una descripción valiente, veraz, pormenorizada, de las pocas oportunidades para los chicos de la calle, abocados -quieran o no- a ser atrapados por los engranajes de un sistema corrupto, en un circulo vicioso que se repite incesantemente.
Cidade de Deus, adaptación de una novela del mismo nombre de Paulo Lins, es una película dirigida por Fernando Meirelles y Kátia Lund, donde el cine se convierte en Séptimo Arte. Se podría decir que rinde homenaje al primer crítico de cine que propuso esta definición: Ricciotto Canudo*.
En fin, será recordada tanto por su valor histórico, por el retrato veraz de la cruda vida en las favelas en el Brasil del siglo XX, como por la innovación en el arte cinematográfico.
*Canudo se considera en la historia de la cultura como el primer crítico cinematográfico y autor del primer texto teórico importante sobre el cine. En 1911 publicó su manifiesto futurista "El Nacimiento del Séptimo Arte". Nació en Bari en 1879 (Italia), difundió el término Séptimo Arte al considerar el cine como un compendio y culminación de la pintura, arquitectura, escultura, poesía, danza y música.
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Me sorprenden gratamente las críticas positivas que recibe esta película, tanto por aquellos que les gusta el cine comercial como a los que les gusta el cine social y comprometido. Entiendo este encuentro de posturas por ser un cine de elevadísima calidad técnica y que al mismo tiempo refleja con credibilidad la realidad social desde un punto de vista crítico. De hecho, los realizadores tuvieron que pedir la colaboración del jefe de una favela para rodar en su zona y disponer así de las condiciones adecuadas de seguridad, quien autorizo la filmación a cambio de que se contratasen a una mayoría de los habitantes de la favela.
La fotografía es de una calidad poco común, por su luminosidad, su contraste y el uso del color con dominantes cálidos adecuados a la intensidad de la historia, que abarca tres décadas de ferocidad.
La forma narrativa -no lineal-, ágil, intensa, logra transmitir con éxito la información sobre los muchos personajes que pululan por la cinta. Se ha comparado, quizá acertadamente, con Tarantino -gran innovador en el uso del tiempo, de los saltos de “raccord” y de la forma narrativa-, sin embargo considero que Ciudad de Dios aporta novedades al lenguaje cinematográfico y le da un transfondo lleno de mensajes que critican el uso de la fuerza. Y sin duda, siendo una película que refleja la crudeza de la vida en las favelas -en todas sus expresiones- no es, ni mucho menos, un culto a la violencia. De hecho, el retrato psicológico de los personajes es excepcional. Igualmente los diálogos son memorables. Los directores saben crear un distanciamiento sobre los personajes para no convertirlos en héroes, como Zé Pequeño que es retratado con un carácter violento extremo (con el que es difícil identificarse). El contrapunto es Buscapé (con el que podemos empatizar), que trata de escapar del engranaje social que le arrastra a la delincuencia como a los demás. El retrato psicológico de los secundarios es igualmente fuera de serie. El desenlace se traduce en una guerra de bandas que acaba arrastrando a los más pacíficos, por unos u otros motivos, a la violencia. Y la historia se repite sucesivamente.
En fin, desde que la he visto no he dejado de pensar en los muchos detalles interesantes que sazonan esta obra maestra, que invitan a revisarla con atención.
Un saludo
La fotografía es de una calidad poco común, por su luminosidad, su contraste y el uso del color con dominantes cálidos adecuados a la intensidad de la historia, que abarca tres décadas de ferocidad.
La forma narrativa -no lineal-, ágil, intensa, logra transmitir con éxito la información sobre los muchos personajes que pululan por la cinta. Se ha comparado, quizá acertadamente, con Tarantino -gran innovador en el uso del tiempo, de los saltos de “raccord” y de la forma narrativa-, sin embargo considero que Ciudad de Dios aporta novedades al lenguaje cinematográfico y le da un transfondo lleno de mensajes que critican el uso de la fuerza. Y sin duda, siendo una película que refleja la crudeza de la vida en las favelas -en todas sus expresiones- no es, ni mucho menos, un culto a la violencia. De hecho, el retrato psicológico de los personajes es excepcional. Igualmente los diálogos son memorables. Los directores saben crear un distanciamiento sobre los personajes para no convertirlos en héroes, como Zé Pequeño que es retratado con un carácter violento extremo (con el que es difícil identificarse). El contrapunto es Buscapé (con el que podemos empatizar), que trata de escapar del engranaje social que le arrastra a la delincuencia como a los demás. El retrato psicológico de los secundarios es igualmente fuera de serie. El desenlace se traduce en una guerra de bandas que acaba arrastrando a los más pacíficos, por unos u otros motivos, a la violencia. Y la historia se repite sucesivamente.
En fin, desde que la he visto no he dejado de pensar en los muchos detalles interesantes que sazonan esta obra maestra, que invitan a revisarla con atención.
Un saludo