En estos días se estrena una película danesa de Benedikt Erlingsson, que espero poder ir a ver en la brevedad. Pero hete aquí que el título es igual a otra película bien diferente, italiana y de 1944: “La donna de la montagna”.

Pude disfrutar de esta joyita italiana en TV, hace ya algún tiempo. Narra en clave melodramática la historia del ingeniero Rodolfo quien tras enviudar y pasando por una situación muy dura de duelo, conoce a la joven Zosi, bella y amorosa mujer con la que vuelve a contraer matrimonio. Pero cuando retorna a la montaña, todo lo que encuentra le recuerda a su difunta esposa. Esta circunstancia personal trágica, unido a su carácter iracundo, provoca una seria crisis en su reciente matrimonio y en su atribulada joven esposa que hace lo imposible para mantener viva la llama del amor.

Se trata de la cinta dirigida, con acierto, lo que no quita alguna irregularidad, por el director Renato Castellani, conducido por un interesante guión del propio Castellani junto al escritor piamontés Salvatore Gotta. En realidad el film es una adaptación de la novela de Gotta: “I giganti innamorati”. Fue este el tercer trabajo de Castellani que tiene incluso trazos de esplendor como la antológica escena inicial del funeral de la esposa, que merece figurar entra las secuencias mejores del cine del pasado siglo (la podéis ver aquí: https://www.youtube.com/watch?v=vTkBHxPOFH8); esta secuencia tiene una intensidad y una carga dramática de alto voltaje, muy interesante para cualquier amante al buen cine.

La obra tiene un sabor agridulce. La triste situación conyugal es descrita con razonable verismo y un subrayado psicológico de tormento de ambos protagonistas que batallan, cada cual a su modo, por ver resuelta tan delicada y compleja situación. Esta película puede recordar a la mítica “Rebeca” (1940) de Hitchcock, salvando las diferencias y peculiaridades de cada una. Pero la temática tiene sus equivalencias.

Los protagonistas principales están muy bien y su hacer y actoral y magníficamente dirigidos por Castellani. Amadeo Nazzari está a gran altura como galán atormentado; eficiente en su papel de hombre que parece anclado al amor de su antigua esposa y sin posibilidad de salir de ese círculo tormentoso. Tenemos como pareja a una bonita Marina Berti, una actriz de fuste que hace gala de un encanto y una gracia dignas de mérito.

Tiene además la película una fotografía admirable y hermosa en blanco y negro, sobre todo en los paisajes de montaña, de Massimo Terzano. Acompaña muy bien la música de Nino Rota. Buena puesta en escena.

En resolución, película de la que hoy podría hacerse un remake más acorde a los tiempos; 93 minutos que enganchan, convencen y por momentos emocionan.