Me imagino que Caballero, cuando tiene la idea de este bucle menguante le parece sugestiva, pero las cosas al realizarse es como se demuestran.
La fotografía, los paisajes naturales navarros, algunos encuadres no están nada mal. Pero los seis personajes, salvo el más desarrollado, el de Alba (Inma Del Río) no están dibujados, son simple comparsa.
Sobre todo, con casi tres cuartos de hora desde que empieza (y sometidos ya a tres menguas) nos tememos que seguirán y seguirán las repeticiones, hasta que nos cansemos.
Los diálogos son triviales. Claro que eso es lo normal, pero, una vez más, el arte es la transformación de lo normal. Para lo cotidiano ya está el día a día.
No pocos directores de cine españoles de menos de 40 años luchan por abrirse paso en un entorno nada favorable. El público mayoritario del cine está habituado a cosas más espectaculares o al cine de acción, de terror o a comedias con bromas o escenas chabacanas, Películas como esta no cuelan. Caballero ya había hecho algunos cortos. Quizá esto hubiera sido un buen corto de unos 25 minutos.
Menos mal que había leído antes que se reducía la pantalla... Hubiera creído que se me estropeaba la tele.