Anthony Quinn, como director de cine era un buen actor. Primera frase matadora, como decía un cómico argentino. El bucanero -Laffitte-, un pirata mercenario -figura histórica famoso por su crueldad, conocido como El Olonés- que se ve enfrascado en las luchas en territorio norteamericano y ofrece sus servicios a cambio de oro y una amnistía general para sus hombres, enfrenta a los británicos. La película tiene un ritmo narrativo regular -en el sentido de no tan bueno- tiene altibajos y, reconozco que por momentos miré hacia otro lado, me costó mantener la atención totalmente indemne. Incluso esta película que es parcialmente de acción, muestra fallas en este aspecto; puede mencionarse el encuentro con un batallón escocés y el largo prolegómeno hasta que se despliega el combate. Es una película que puede verse con algo de paciencia, que tiene algunas notas de humor, con un Yul Brynner con cara de malo/cruel/sádico que no afloja en ningún momento. Hay algunos toque musicales acertados y lo mejor de todo, la escena del mar acerado -al comienzo de la película acompañando los créditos-. 5,6 puntos.