Interna. La otra cara de la guerra -las internas, no solamente la lucha contra el enemigo- es lo que muestra la vigorosa película en examen. Aquí se ve la disputa personal entre dos hombres: un sargento valiente -Steiner- y bastante ético en sus criterios y un despreciable oficial prusiano -Stransky- traicionero, medroso y dispuesto a sacar del medio al sargento a cualquier precio. Y un objetivo añorado: la afamada cruz de hierro. La exhibición de cómo la caballerosidad y la mediocridad moral tienen lugar aún en la propia tropa, en este caso alemanes que están jugando su última partida frente al avance ruso en un territorio determinado. Y la demostración de cómo, en cada ocasión, la honorabilidad y lo poco honroso se debaten en el campo incluso de terribles situaciones de guerra. Con todo, yo le hubiera reducido un poco, pero en conjunto bien interesante. 8,50