En algunas ocasiones, pocas y de pascuas a ramos, sí, alguna actriz, en el desempeño de sus funciones, tras ser nominada, realmente merecedora, se hace con la preciada estatuilla. La Shirley MacLaine de LA FUERZA DEL CARIÑO, no habiendo declarado todavía nada por entonces al respecto de reencarnaciones ni de criaturas espaciales, es, resultó, una de ellas: su interpretación de Aurora Greenway en la cinta de James L. Brooks queda fuera de terrícolas parámetros.
Puede que fuera la pretensión de los responsables, en efecto, la de no dejar un ojo seco en la platea. Y vive Dios que funcionó. Debra Winger se desenvolvía de manera aceptable por aquellos días, Jeff Daniels acometió con solvencia su rol de marido infiel, Danny DeVito y John Lithgow pusieron un brillante grano de arena y Jack Nicholson... Jack Nicholson vino a ser el premio gordo en un planeta que ansiaba el contrapeso.
Los niños impacientes se pierden a veces el postre, las mujeres adultas están preparadas para las pequeñas emergencias de la vida y lo de enseñar el `renoir´ a un astronauta es como lo del chiste aquel de la tipa que enseñaba el búlgaro. Y luego, que se pongan sobre la mesa las preferencias de cada cuál: el búlgaro de aquella tipa o el `renoir de la MacLaine.