Alan Parker es un caballero inglés que ejerce un cine americano, quien mejor que un extranjero para contar las miserias de un país ajeno. La película no es mala, pero tampoco buena, caso extraño en la filmografía del citado director, entretiene, atrapa, magnetiza, pero resulta un ejercicio más del cine de denuncia.
Gene Hackman parece ser el único que se tomó su trabajo en serio (todo gira en torno a él), lo demás es un telón de fondo amargo, bello de momentos (los gallineros y las chapas de cinc recuerdan pasajes garciamarquianos), que tiene por finalidad intentar desenmascarar el racismo "genético" que practican de hace tiempo los "arios" norteamericanos.
La ambientación es perfecta, pero el rodado resulta insustancial, al terminar el visionado tenemos la sensación de que esa película ya la hemos visto.
En fin, no suma ni resta, quizá tenga valor como documento histórico (?)