Enfrentada a la vida (política) misma, la narrativa de esta producción se caracteriza por un marcado dinamismo. Un trepidante ritmo que, a buen seguro, tiene el mundillo político: las reuniones, las decisiones cruciales, los gabinetes de comunicación arreglando contrarreloj trapisondas y desaguisados provocados por políticos panolis y bocazas, los nervios, groserías e improperios que van y vienen. Como leit-motiv, la guerra, sobre la que se debate o no su conveniencia contra Oriente Medio, generadora de batallas internas entre las bambalinas políticas en las que se usan todas las armas de la diplomacia: insultos, amenazas, puñaladas traperas, chivos expiatorios, peloteo, zancadillas al compañero, etc.

Un pandemónium de listillos, trepas, aprovechados e inconscientes en guerra por culpa de la guerra (cuando no sea cualquier otro el motivo). Una comedia negra y alocada, una ficción que nos hace ver que la realidad política seguramente es como nos la pinta IN THE LOOP. Ni "paz y amor", ni buenas maneras, ni besos en la boca, ni "te quiero", sino patadas dialécticas y juego sucio a tutiplén. Y, evidentemente, políticos metepatas de probada ineptitud. Como la vida misma, insisto y proclamo.

Divertidísima. Una hermana bastarda y grosera de la obra maestra de Billy Wilder con James Cagney: UNO, DOS, TRES.