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Spain Spain · Ciutadella de Menorca
Joan rating:
10
Musical. Horror Rock opera version of The Phantom of the Opera which also serves as a dark satire of the music business. Notorious record tycoon Swan steals the music from meek and nerdy composer Winslow Leach to celebrate the opening of his rock palace, The Paradise. While trying to stop Swan, Leach was framed and convicted for drug dealing, and becomes the victim of a freak accident that leaves him horribly disfigured. He takes refuge in the ... [+]
Language of the review:
  • es
October 2, 2008
13 of 18 users found this review helpful
Psicodelia, terror, suspense, música, años 70, compositores despechados y enloquecidos, productores megalómanos y misteriosos que dan mal rollo, estética deliberadamente barroca y hortera. Todo esto y más es este extraño pero magnífico film -para mí, una obra maestra- que conjuga peligrosos materiales para desembocar en una mixtura excelente en la que se "dan la mano" EL FANTASMA DE LA ÓPERA, FAUSTO e incluso EL RETRATO DE DORIAN GRAY.

De esas poquísimas ocasiones en que la intuición nos sopla sobre las excelencias de una película antes de haberla visto: Ví una foto en blanco y negro de este largometraje en una revista de cine, en la que se hacía un reportaje extenso sobre Brian de Palma. En ella aparecía lo que juzgué, muy erróneamente, un niño junto a una figura enmascarada. Y tuve un "flechazo". Al verla tiempo después en V.O. por televisión ví que no me había equivocado.

De ese tipo de cintas que "envejecen mal", pues es setentera de pies a cabeza, pero para nada debía ser su intención el que no pasaran los años por ella. Y es que profundiza lo suficiente en sus personajes, en un envoltorio chillón, musical, glam y a ratos inquietante. Swan, el extraño productor, es un eremita, un ser asocial casi siempre encerrado en su teatro-fortaleza, infestado de vigilantes cámaras y lugares secretos.

Por tanto, espléndido film de culto muy, muy injustamente olvidado. A recuperar y a fomentar, por acertado reflejo de un tiempo pasado, así como de la excentricidad extrema a la que puede llevar la fama y poder excesivos. Fama y poder alimentados por masas enfebrecidas, sumidas en inconsciente delirio que les impide distinguir teatralidad de terrorífica realidad. Idólatras embriagados de música, espectáculo y, a buen seguro, estupefacientes.

Brilla con luz propia la genial escena de la habitación secreta con las cintas audiovisuales reveladoras de la verdad sobre Swan. Ciertamente, un momento provocador de inquietud, pletórico de maestría al ver en un mismo plano las diferentes pantallas mostrando tanto las misteriosas cintas, como al fantasma contemplándolas y lo que está pasando en el edificio.

Insisto: Obra maestra. Comprendo que pueda no gustar a muchos.
Joan
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