Carece de cualquier aliciente por el que uno se pueda acercar a una producción hecha para lanzamiento en vídeo. Hay algunas películas de este tipo de que sí tienen su encanto, ya sea porque el guión nos gusta, los diálogos son divertidos, tiene buena acción, protagonistas ligeras de ropa, en una palabra: porque entretienen.

Pues bien este desastre no contiene nada de eso, por mucho que esté Gary Oldman y lo doble con su buen labor habitual Pedro Molina. Es una película cutre, barata y carente de interés.