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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
8
Western The film establishes episodes for each of the main characters. There is Colonel Mortimer (Lee Van Cleef), an aging bounty killer, and the Man With No Name (Clint Eastwood), another bounty killer, occasionally referred to as 'Manco'. Both men kill their quarry, demonstrating that they can keep their cool, and collect their reward money. Then there is Indio (Gian Maria Volonte), a bank robber who is sprung from prison by his men, killing ... [+]
Language of the review:
  • es
August 11, 2012
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El azul de unos ojos, el sonido de un revólver, un reloj dorado, una melodía que suena y que acaba... y que sigue sonando. Un cigarrillo, quizá de opio, un hombre perdido en sueños, que huye, que se evade, que recuerda una y mil veces, toda una vida, a una mujer, sin descanso. El poncho, el sombrero, unas espuelas, un robo; uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Clint Eastwood y unos Lee Van Cleef y Gian María Volonté, nunca lo suficientemente reconocidos, protagonizan con el inconfundible estilo de cada uno «La muerte tenía un precio», todo un drama ambientado en el oeste. Posiblemente sea el Indio, el villano de ojos sin color definido, a quien se le haya de agradecer gran parte de película, porque si el malo es bueno, el resto viene ya por añadidura. De los mejores antagónicos del cine.

Sergio Leone pule sus pasados trabajos y nos da a probar, tentándonos, algo más de genio, que aún sigue sin explotar. La evolución de este maestro es increíble. Atrofia las escenas de eso tan etéreo y corpóreo que es la intensidad (pero ¿cómo lo hace?), y da la puntilla con un duelo portentoso bajo un sol implacable y con unos hombres implacables.

Esta es una de esas películas que hay que sentir, como el sudor que resbala por el rostro, el olor de la pólvora, la tristeza de la pérdida, la locura del amor y el deseo esquivo, el tacto de los dólares, los tensos diálogos; hay que sentir a Eastwood con la mano derecha enguantada, genial Manco, genial actor; y la música, siempre la música llenándolo todo. Gracias, Morricone.

No hace falta decir más. Simplemente imprescindible.
Kaori
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