Tenía como referente la crítica de dos amigas mías, quienes coincidían en lo mucho que les había gustado esta película. No vuelvo a fiarme de ellas.

Mira que parece fácil, ¿no? Pues no, no lo es. No es nada fácil que una historia de acción y humor con Bruce Willis como protagonista funcione. Ni siquiera incluyendo en el reparto al formidable John Malkovich, a Helen Mirren y a Morgan Freeman. Y tampoco contando con el atractivo Karl Urban, quien nos dice con todo su porte, ademanes y estilo que no es estadounidense, y ciertamente es neozelandés aunque de padres alemanes. Estaba claro. Su personaje, William Cooper, es el que mejor cae, lo digo de antemano, con lo cual la reivindicación a los «abueletes» queda un tanto en la sombra, porque, la verdad, me quedo con Cooper, que es un tipo con clase, amante esposo y padre, y además de los mejores agentes en la CIA. ¿Qué más se le va a pedir? Yo nada.

«Red» llega hasta a aburrir, así que imagina. Se supone que es graciosa, que hay humor, que tienes que reírte. Pues no me río. Sólo recuerdo una breve risa en una escena. Sí, una escena. Vamos, fracaso total. La parte de acción, pues bueno, más de lo mismo y siempre con su toque de se-nos-ha-ido-la-olla, con esas explosiones y esas guapuras que llevan a los protagonistas a salir librados de cualquier situación aunque para ello los otros sean tan raros como para confundir a un hombre negro con uno blanco. También hay una trama amorosa que trata de colarse por ahí en medio y que, tal y como se plantea, es inverosímil. Mary-Lousie Parker, muy simpática, hay que reconocerlo.

Flojita, admitámoslo.