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Jark Prongo rating:
6
Sci-Fi. Mystery Hamburg, 1983. F.M. is a youngster leading an idle urban life, totally alienated from his environment, and only active when making “sound experiments” in his home studio. Christiana, his girlfriend, works in a peepshow on Reeperbahn. A chronically depressed customer is infatuated by her and tries to get more closely acquainted. The relationship between F.M. and Christiana is cool and distant, except for the moments at breakfast, when ... [+]
Language of the review:
  • es
November 21, 2015
7 of 7 users found this review helpful
Cine punk se ha hecho mucho. Ahora bien, salvo cuatro cosas todo es una puta basura, lo mismico que en lo que se convirtió el movimiento punk en cuanto fue asimilado por el sistema: un nicho de mercado más, otra posibilidad de negocio a costa de la presunta rebeldía de la gente, una ingeniería social que además reportaba –y sigue reportando- enormes beneficios. La filmografía de Derek Jarman al completo es punk, siendo más visceral en el sentido estricto Wittgenstein que la propia Jubilee. Liquid Sky y Repo Man son punk, e igual sucede con Out Of The Blue. El Cine de la Transgresión de Nick Zedd y Richard Kern no es que sea punk, es que hay que denominarlo hiper punk. Y su manifiesto una obra maestra. Si consideramos que el cine punk ha de ser esa confrontación nihilista que arremete contra todo cual pollo sin cabeza obteniendo por resultado revueltas y destrucción la expresión definitiva no sería otra que aquella La Fin Absolue Du Mond ficticia que se mostraba en Cigarette Burns de Carpenter, más bien un medio para expandir el caos que una película. En la vida real lo más cerca que se ha rondado eso ha sido gracias a Guy Debord y su ultra radical Hurlements En Faveur De Sade, obra que irritaba tanto al público que asistía a sus pases que parece ser que de comenzar el visionado de forma civilizada la obra de Debord les tocaba tanto los cojones que acababan cantando el Demoler de Los Saicos al término de la obra. Que no hay que olvidar jamás que si Guy Debord creó involuntariamente el punk en lo ideológico Los Saicos lo hicieron en lo musical.

Decoder es ciberpunk. Una película igual de áspera en su forma que la música de Genesis P-Orridge que en ella suena. Un film que muestra un presente distópico mugriento en grado sumo porque así puede exponer sus ideas de una forma más clara. Unas ideas brillantes que tienen mucho que ver con las reflexiones sobre los medios de Marshall McLuhan solo que planteadas desde un punto de vista rayano en lo conspiranóico para así plasmar mejor lo que se quiere plantear. La movida es que a través de muzak, un conjunto de frecuencias sónicas determinadas, el Gobierno mantiene la paz social que sólo garantiza el lavado de cerebros a nivel masivo. Anula cualquier voluntad en sus ciudadanos, les somete, les convierte en peleles que poder manejar a su antojo. Un grupo de rebeldes descubren esto y modifican las frecuencias, las remezclan hasta convertirlas en música industrial. Y sucede lo mismo que cuando en Están Vivos Roddy Pipper se pone las gafas, que se ve todo el percal bien claro y la gente toma las calles.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Jark Prongo
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