Película lenta, tediosa y soporífera, el hecho de que aborde temas como la codicia, la locura, la ambición, la crueldad, la megalomanía, etc, no la convierte automáticamente en una obra maestra por el mero hecho de abordarlos, de lo contrario, cualquier director que tratara esos temas sería un genio. Todo el peso de la película recae en un Klaus Kinski excesivamente hierático, cuya actuación durante toda la película consiste en poner cara de culo y mostrar una mirada fría y perdida, lo cual, siendo alemán tampoco es que le cueste demasiado esfuerzo, dicho sea de paso. Las mismas caras ceñudas y cejijuntas tenían los jugadores de la selección alemana cuando perdieron la final del mundial de Corea y no les dieron un Oscar por eso, el resto del reparto es una comparsa que cumple la misma función decorativa que los bellos paisajes amazónicos, su fauna y su flora.

A destacar Cecilia Rivera que prácticamente no pronuncia palabra en toda la película, ¿era muda la hija de aguirre?, de tal manera podríamos rebautizar la obra como "Cinco horas con Kinski", no, mejor dicho, una hora y media con Kinski, que es lo que dura la película afortunadamente, y aún asi se hace larga.