Esta película está tejida por el dolor, la desaparición de un hijo debe ser la cosa más horrible que le pueda suceder a unos padres, esa angustia de vivir día tras día con el miedo, la desazón y la incertidumbre, ese no poder levantar cabeza, ese vacío y ese peso en el alma, ese horrible sinvivir... pues precisamente eso es lo que nos transmite los protagonistas de esta película, una pareja joven que ha sufrido la desaparición de su pequeño de las que somos participes como espectadores, hace que desestabilice todo su mundo y los cambie a ellos.

Lo mejor de la película son sus actores totalmente comprometidos con el proyecto, Olivia Wilde es la primera vez que me convence como actriz, al no ir de la típica chica despampanante (como en la mayoría de sus trabajos) dota a su personaje de una credibilidad que realmente te crees su dolor y todas sus idas de olla. Luke Wilson, más contenido también transmite desde un personaje más hermético (el fuerte de la pareja) su debilidad y su duelo.

La película sin enbargo no te deja fuera, de algún modo te compromete a seguir las andanzas de estos dos seres desesperados, pero aparte de bucear en el dolor de los protas no destaca por otra cosa, es un poco lenta, poca intensidad a nivel argumento, también tiene situaciones extrañas, así como la obsesión de ella por un alumno con capacidades especiales.

Esta peli no es para todos los paladares