Stoker es una interesante cinta de suspense con ciertos toques de terror psicológico.
La historia nos lleva por la senda de la confusión, para jugar de forma sutil con la perspicacia del espectador. durante gran parte del metraje.
Los principales personajes de esta historia cumplen con su función, que no es otra que confundir a todo aquel que se atreve a espiar por el agujero de la cerradura, para contemplar lo que ocurre tras la puerta que esconde los secretos de la familia Stoker.
En dicha casa, encontramos a una correcta Nicole Kidman, interpretando el papel de una viuda inestable, capaz de adaptarse a los cambios inesperados que el destino le depare. A una joven muchacha (Mia Wasikowska) con algunos secretos oscuros en el interior de su alma, que aflorarán con la llegada de su misterioso tío (Matthew Goode).
Tras la presentación de los personajes, la puesta en escena de la historia pasa por unos momentos iniciales de confusión, para transitar por escenasde intriga y fotogramas cruentos, dignos de un Ted Bundy en pleno apogeo delictivo, para acabar sorprendiéndonos con un final inesperado, dando al final un sentido coherente a la historia.
Y es que Stoker es como un veneno. Cuando lo tomamos no paladeamos su sabor mortífero, solo nos damos cuenta cuando ya es demasiado tarde para tener conciencia de lo que nos ha pasado.