Es mala cuando se pone dramática, exagera, telenovela, estrepita, crepita, es mala cuando habla de amor o enamora, cursi o boba, cuando reflexiona, pedante, tonta, cuando (trata de ser) leve, simple, en general y sobre todo lo es, mala, porque resulta forzada, afectada, relamida, discursiva, redicha, pringosa, pomposa, artificiosa, con un sentido del humor demasiado autoconsciente, pesado por lo tanto, melodramáticamente gruesa y argumentalmente tópica.
Lo único con lo que puedes disfrutar o quedarte es con los actores (aunque algunos muy malos, ay los chicos), con lo guapos y jóvenes que estaban la mayoría por aquel lejano entonces, ya que ni la música metida con calzador, ni las referencias supuestamente cultas pegan, es como el cliché del cliché más obvio de la época, lo mismo que las drogas, el nudismo, etcétera.
Bonita en la forma por lo liviana y ligera, completamente fallida en el fondo por todo lo ya dicho.